¿Serán “Los Ángeles de Chávez” burda imitación de “Los Ángeles de Hitler”?

Por ello ese brutal ensañamiento contra la solitaria e indefensa María Lourdes Afiuni

 

Rafael Rivero Muñoz

Caracas, 261112

  • “… La dictadura, devoción fetichista por un hombre, es una cosa efímera, un estado de la sociedad en el que no puede expresarse los propios pensamientos, en el que los hijos denuncian a sus padres a la policía; un estado semejante no puede durar mucho tiempo…” Winston Churchill (1874-1965)

No se termina por encajar mucho menos por aceptar como válida esta barbarie hecha política.

Es política de Estado lo que está representado en este crimen y su escalada de los últimos 38 meses (10/12/2009 hasta hoy), contra una mujer sola, indefensa –a pesar de su defensor–, como la ex juez María Lourdes Afiuni.

Menos aún esta sevicia en ese crimen continuado, como expresión de una dinámica social ordinaria y aceptada para y dentro de esto que  –gobierno y oposición, ONGs incluidas– manipulan y se empeñan en llamar política en Venezuela y en desarrollo durante esta primera década e el inicio de la segunda del Siglo XXI.

Y no jurídico

Si la Constitución y cuerpo de leyes, como está probado en el diario acontecer, son, definitivamente, letra muerta, qué sentido o utilidad deriva del tratamiento dizque jurídico de asuntos que revelan mas de la ausencia brutal del derecho, de la antipolítica nugatoria del compromiso; que es la negación de los acuerdos, de los reconocimientos mutuos entre operadores sociales de uno y otro bando sean y como escapatoria para la no aceptación irrestricta de normas y de reglas escritas estables e inviolables.

Si existen las normas y no son respetadas por uno u otro sea el operador; o si no existen, se acuerdan en el ámbito político, se redactan en el jurídico y se deben respetar independiente del bando:

¿Qué sentido, que no sea el de la cobarde deserción al “contrato social”, tiene hablar de reglas, normas, leyes reglamentos; de eso lo regularmente conocido, pautado y donde para el hombre común, simple mortal, el de a pié, se inscribe y se abarca lo jurídico?

Es político

Y de política es de lo que se trata, aún cuando tanto opinante de oficio –o sin oficio–, pretenda mantener y restringir a conveniencia ese desempeño criminal del Estado contra María Lourdes Afiuni, exclusivamente en el ámbito de lo jurídico y entonces nos topemos a diario, como derivado, con algunas breves o sesudas disertaciones que se perciben más bien como propia a soportar la ambigüedad.

Sino leguleyas, porque la cobardía frena, impide o limita entrar en el verdadero ámbito y trasfondo del problema político que, conocido fuera silenciado, pero que ya le estalló en la cara al régimen y tiene, pareciera, recluido a Hugo Rafael Chávez Frías en Miraflores.

Algunos expertos adelantan que está desaparecido por el cáncer y, justamente, aparte del curso regular y esos dolores del conocido cáncer clínico, este otro cáncer político con María Lourdes Afiuni, no pasa sin sus efectos.

Y en el ámbito político, caos:

Recientemente lo dejaría perfecta y muy bien planteado el dedicado estudioso y experto en la materia social, Luís Pedro España

“…Es una máxima de la generación involuntaria del caos. Insistir en el error…

… Y cuando usted hace eso está generando su propia inviabilidad al insistir en sus propios errores…

… Además, ya es muy tarde para reinventarse…

[Hugo Rafael Chávez Frías] … Creó su propia trampa y está metido en ella porque le vendió al pueblo la exageración de su propio imaginario:…

… ‘vivimos en una tierra de gracia, el ingreso petrolero alcanza para satisfacer todas tus necesidades, el asunto no es que no hay sino que está mal repartido’…

… Esa exageración, llevada a política pública, generó la inviabilidad de esa política pública. De allí el caos

Son los hechos sobre el terreno:

Ese caos inducido fue precisamente lo que en el Siglo XX atornilló en el poder a Joseph Stalin en la emergente URSS; a Mao Zedong con su revolución cultural en la China y a Adolf Hitler con su Tercer Reich en la Alemania

Y de este último, precisamente, recordaremos una coincidencia con la Venezuela de Hugo Rafael Chávez Frías, las conocidas y nunca olvidadas: “Ángeles de Hitler”

Mutatis mutandi, será por casualidad entonces que referidas “Los Ángeles de Chávez” del Siglo XXI se perciban algunas similitudes; éstas se perfilan y hacen méritos como un  proyecto para la imitación de las cuatro mil y tantas mujeres de “Los Ángeles de Hitler” y de ellas, seleccionaremos tres conteste con esta brutal conducta y el ensañamiento que se puede observar y que se registra contra la solitaria e indefensa presa María Lourdes Afiuni.

Y si fuere así, seguramente mucho falta por ver en esta caótica Venezuela dizque revolucionaria; sólo queda a tenor de las torturas, violación, preñez y ulterior aborto de la ex juez María Lourdes Afiuni, tratar de mirar e identificar el contexto donde se alimenta y se cobija la brutal agresión de mujeres “revolucionarias” contra una mujer: esa, la traición entre congéneres.

Y para ello nada mejor que en la pluma de Pedro Duno “La Balada del Vencido“[i]; aquella que fuera publicada en El Globo sección de Opinión, el lunes 25 de agosto de 1.997.


[i] “… La traición es una forma de huida, puede comenzar como una retirada, como una corrección de ruta pero, manteniendo los mismos objetivos… Cuando se pasa de la retirada a la huida comienza la opción de la deserción… La huida tiene y propone elementos de desmoralización… tiene como fundamento la rendición… el traidor pide al vencedor que los arme, que le dé instrumentos de combate para arremeter contra los antiguos compañeros, contra los aliados de ayer… En ese momento no se habla de retirada, comienza la infamia, la desvergüenza de pasarse a las filas del enemigo… el tránsfuga es, por sobre todo, un hombre desmoralizado, entregado a las consecuencias del miedo, el catalizador del renegado es la cobardía… La clave para entender la traición es la cobardía… Que responda Santos Yorme, el comandante Quintín, los Capitanes que llevaron a tanto joven al sacrificio supremo para luego decirnos que estaban equivocados y que la razón la tenía el enemigo… la traición es otra cosa, es besar de rodillas la bota del enemigo para que nos perdone la vida… Las almas vencidas que llevan dentro el infierno de la traición sufren el síndrome de Judas, están siempre desesperados, su estado natural es el desaliento, pero aquellos casos extremos inventan adoptar una actitud contraria, simulan un vigor que no es propio de la cobardía… El cobarde teme, sufre de miedo visceral… Le teme a todo y a todos pero se teme a sí mismo, a su imagen, a su pasado… no puede ver el espejo porque al volverle su propia imagen sufre todas las pasiones adversas, el pánico, el odio, la angustia, el sentimiento de inferioridad, la vergüenza de su pasado, lo persigue su historia y siente que ésta le estorba… Está, en consecuencia y permanentemente tratando de demostrar que cambió, que es otra cosa, que ha renunciado a su pasado… Por esta razón el tránsfuga es tan agresivo, tan altanero, tan antipático. Es esta la desdichada situación que condujo al pobre Judas a la soga libertadora… El traidor nunca está seguro de haber sido perdonado por el verdugo de ayer y se da cuenta de que en la medida que es más sumiso es más temido por el nuevo dueño, nadie confía realmente en él… Es un solitario… Ha perdido a los suyos y no ha sido capaz de capturar los nuevos… Es un leproso moral, un rechazado, arrojado de una y otra ciudad a las afueras, se convierte en un mendigo…”

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