Carta abierta al intelectual venezolano Alberto Barrera Tyszka

Un ciudadano común, uno de a pie, en respuesta al especializado trabajo de intelectuales orgánicos venezolanos antes, durante y después del inicio de lo que en Venezuela se implantó como democracia y que como derivado, pretende dejar constancia escrita como simple testimonio, de lo que desde su muy limitada capacidad ha calificado siempre como ficción; esa, la de una democracia a la venezolana.

De las ilustrativas recientes lecturas, entre ellas de su nota del 30/07/23 y al igual que lo hiciera con la del recién galardonado con el Premio Cervantes, el intelectual venezolano Rafael Cadenas sobre la prosa La Derrota, luego a su extensa exposición de la citada fecha, y ambos textos y contextos políticos, obligaron a complementarlos con otra más reciente escucha de la destacada intervención del reconocido catedrático venezolano Asdrúbal Aguiar Aranguren quien afirma tajante que “… la democracia en Venezuela se apagó en 1999…”.

Lo cual, no resulta en lo absoluto verdad puesto que, si de democracia se pretendiere escribir y hablar, ha de comenzarse por conocer hasta qué punto, desde cuál momento y espacio social y político, tuvo vigencia esa democracia, consolidó y derivó sus determinantes efectos, siendo que, casi desde el mismo momento de su implantación con el llamado Pacto de Punto Fijo, algunas fueron las deficiencia que de tal magnitud se expresaron en el tiempo, cuando no se llegaría a distinguir con claridad meridiana, pareciera que jamás, las substanciales diferencias y distancias entre los amigos y los enemigos de Venezuela.

Tanto, que un recién electo presidente, por expresa y pública voluntad, invitó a su “coronación” recibió y rindió honores, a quien durante un lapso no menor a 14.600 continuados días, dirigió e hizo ejecutar no menos de ciento noventa y cinco registrados actos criminales, en una guerra oficialmente no declarada, contra los intereses de Venezuela, la vida y los bienes de cientos de miles de venezolanos.

Y a tenor, otra nota para cerrar, la del Enemigo conocido; y cuando ya las huestes del colombiano sentado por Fidel en Miraflores como presidente, amenazan con legislar para despojar del gentilicio a los nacidos en territorio de Venezuela, residentes o no, opositores y no afectos al régimen.

Careciendo de otros canales, la vía que queda es esta carta abierta, de la cual no se espera respuesta alguna porque si de algo se precia y tiene arraigado esta democracia a la venezolana, es precisamente ese heredado hábito de quienes han ejercido y ejercen en eso que llaman aquí polìtica, de no rendir cuentas tanto de su hacer como de su dejar de hacer ante los ciudadanos.

Sin otro particular de usted

Rafael Rivero Muñoz

Caracas, 18/08/2023

A 34 y medio aǹos del Manifiesto de Bienvenida a Fidel

Firmado por 911 intelectuales y artistas, publicado a pàgina completa en El Nacional y 2001

Rafael Rivero Muǹoz

Caracas 01/08/2023

“… Ser ciudadano y ciudadana significa, más allá de las prácticas concretas, tener, por un lado, el derecho de reclamar y por lo tanto salir del plano subordinado. Por el otro, ejercer una ‘práctica conflictiva vinculada al poder’, que refleja las luchas acerca de quiénes podrían decir qué en el proceso de definir cuáles son los problemas sociales comunes y cómo serán abordados…”

Ricardo Ramírez Calvo (15/07/21)

Desde la muy limitada òptica de un venezolano de a pie, permanente simple observador y anotador de algunos particulares eventos en el devenir de la Repùblica, hoy a los cuatrocientros catorce continuados meses de aquel desplegado a pàgina completa en El Nacional, como manifesto “Bienvenido, Fidel” y firmado por novecientos once intelectuales y artistas venezolanos o no residentes en Venezuela, se impone un comentario a la luz de la hoy vista extensa nota de Alberto Barrera Tyszka, intelectual venezolano firmante https://tw.lagranaldea.com/2023/07/30/bienvenido-fidel/?utm_medium=email&utm_source=newsletter

Tomado en su tiempo ese documento, como un instrumento para la promociòn polìtica y no solo de Fidel, en el momento en que se iniciaba un segundo perìodo del electo presidente Carlos Andrès Pèrez Rodrìguez que, citado en mùltiples notas anteriores y salvo prueba en contrario, se tomò y se registrò como redactado por Gabriel Garcìa Màrquez y que serìa tramitado para su firma en Venezuela y ulterior publicaciòn sucesiva en el diario El Nacional y Diario 2001, bajo los auspicios del cubano Orlando Sacramento de Jesus Garcia Vàzquez, aquel publicitado sempiterno jefe de seguridad personal de CAP y jefe de la Divisiòn de Contrainteligencia para los perìodos de gobierno de Acciòn Democràtica; y en secreto, de Copei tambièn.

El primero, definitivamente el màs comprometido intelectual latinoamericano a partir de su residencia definitiva en La Habana y convertido en el mejor, màs especializado, afamado y eficiente intelectual orgànico de Fidel Alejandro Castro Ruz; el segundo, conocido compaǹero de Fidel Castro en las andanzas criminales de la Legiòn del Caribe antes de tumbar a Fulgencio Batista Zaldivar y asumir la presidencia de Cuba; y luego de ello y en los primeros escarceos con potenciales o reales oponentes, el secreto enlace sobre el Caribe con el presidente de Repùblica Dominicana Rafael Leonidas Trujillo, para atender los problemas latentes de seguridad del règimen revolucionario que se iniciaba,.

Para aquel momento de la redacciòn, selecciòn y colecciòn de firmas de intelectuales y la publicaciòn del manifiesto laudatorio de Fidel, es pùblica y suficientemente conocido que el sistema de gobierno instaurado en la isla de Cuba por Fidel Castro era una dictadura; en palabras del hoy experto Carlos Sànchez Berzaìn, un “… régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales… utilizan métodos ilegítimos por parte del gobierno, orientados a producir miedo o terror en la población para alcanzar sus objetivos o fomentar comportamientos que no se producirían por sí mismos…”.

O en las palabras del propio Barrera Tyszka en su larga nota: “… Fidel llevaba tres décadas en el poder y ya había dado contundentes muestras de su condición de tirano. Había encarcelado, torturado y asesinado a adversarios y disidentes; había perseguido y encarcelado a los homosexuales; buscaba suprimir cualquier tipo de diversidad. Había militarizado la sociedad y concentrado en su persona todo el poder. Había cancelado -hasta como hipótesis en el imaginario colectivo- cualquier posibilidad de alternancia gubernamental… Ya había ocurrido el famoso caso Padilla. Ya había sucedido el éxodo del Mariel, en el que por fin pudo escapar de Cuba Reinaldo Arenas. La perestroika había sacudido a la Unión Soviética el año anterior y en unos meses más, en ese mismo 1989, caería derribado el Muro de Berlín…”.

Y culmina el intelectual firmante, con una pregunta igual a la que podrìa hacerse cualquiera sea el ciudadano venezolano interesado en el tema, pero una pregunta sujeta al silencio polìtico, jamàs abordada y mucho menos respondida: ¿Acaso todo esto no era suficiente?, ¿qué más se necesitaba saber para negarse a firmar ese remitido?

Recordando a tenor, aquella informaciòn que se difundiò en pasillos para aquellos momentos polìticos de una Venezuela soberana, cuando en una supuesta reuniòn privada convocada por Ròmulo Betancourt con Carlos Andrès Pèrez, el primero le alerta de los latentes riesgos y peligros para Venezuela de una relaciòn polìtica con el dictador Fidel Castro; y Carlos Andrès Pèrez tajante le responde: “… usted fue presidente, ahora el presidente soy yo…”.

Es la particularidad de un silenciado severo tema a tratar siendo que, una vez juramentado en la Presidencia de la Repùblica Ròmulo Betancourt en 1959, en la designaciòn de su primer Gabinete, como Ministro del Interior para el lapso 1959-1962, es jutamentado Luis Augusto Dubuc y Carlos Andrès Pèrez es nombrado vice ministro de Interiores y de allì nace su yuxtapuesta referencia como Ministro de Policìa; en el lapso 1963-1964 CAP asumirìa como Ministro del Interior CAP y en 1964 al final del perìodo, Manuel Mantilla.

Pero si faltaren màstiles informativos sobre precedentes y trascendencia de la expresa personal invitaciòn de Carlos Andrès Pèrez al dictador Fidel Castro para su “coronaciòn”, bastarìa entonces recordar las alabanzas al dictador confesas por Isabel Carmona de Serra, la conocida presidenta en funciones del partido Acciòn Democràtica, cuando voluntariamente “libre de coacciòn y apremio”, relata a una entrevistadora las experiencias de su primer viaje a Cuba en compaǹìa de su familia, como invitada especial y en propio el aviòn privado de Fidel Castro; y declara pùblicamente ante esas càmaras: “… nosotros èramos cultores devotos de la revoluciòn cubana… aparte de ser devotos, eramos devotos de Fidel…”.

Y agregando que en Mèxico, en la casa de su hermana la escritora Lucila Velàsquez cultora tambièn de Fidel y donde vivìa en su exilio, fue donde se conocieron Fidel y el “Che Guevara” y donde este ùltimo, se casarìa con la compaǹera de apartamento de su hermana https://youtu.be/8fr90-SPlho

Y a la fecha de aquel jolgorio de toda la dirigencia polìtica venezolana por esa tercera visita de Fidel Castro a Venezuela, especialmente en la dirigencia polìtica del partido ganador de las elecciones Acciòn Democràtica, momento para y de la selecciòn y recolecciòn de las firmas de intelectuales y artistas firmantes y de la alegre publicaciòn del manifiesto de esos intelectuales y artistas y de aquel aterrador silencio absoluto de cualquiera fuere una voz disidente ante tan monumental exabrupto polìtico.

Una invitaciòn oficial, recepciòn de jefe de Estado, loas y bulliciosas celebraciones para quien sobre el terreno y en los actualizados registros criminales del momento en Venezuela, estaba registrado y seǹalado como el màximo responsable de todos los sucesivos actos de guerra que arrancando con una voluntaria declaraciòn verbal el ventiseis de enero de 1959, y puesto que hay que recordar que para aquel momento se tenìa una lista cronològicamente registrada, de no menos de ciento noventa y cinco actos de guerra contra Venezuela; actos de una expresa polìtica exterior por otros medios de Cuba, con pensados, decididos, implementados, financiados, dotados de suministros bèlicos y hasta de varios fracasados intentos de invasiòn territorial ejecutados, y dirigidos desde La Habana bajo la decisiòn polìtica y el mando superior militar de Fidel Alejandro Castro Ruz.

Actos bèlicos todos, incluidos los acordados y dirigidos golpes de Estado el “Carupanazo” y el “Porteǹazo” y , como parte de una guerra no oficialmente declarada pero no por ello menos mortal y aniquiladora de vidas humanas de venezolanos, con la destrucciòn de propiedades pùblicas y privadas dentro del territorio de Venezuela; severos actos criminales que jamàs en seis sucesivas dècadas, recibieron antes, durante o despuès de la coronaciòn de CAP, ninguna explicaciòn polìtica ante los gobernados, ni una mìnima reparaciòn para las vìctimas y sus deudos por parte de la particular modalidad de democracia a la venezolana, y mucho menos aùn una pùblica satisfacciòn oficial del autor mediato e inmediato de esos criminales actos bèlicos, antes de ser polìtica y sumisamente invitado y homenajeado aquel febrero de 1989.

Cierto es que, para la fecha de hoy, globalizaciòn, interdependencia econòmica, las guerras globales contra el terrorismo, crimen organizado internacional y hasta la del tràfico de drogas entre otras, en mayor o menor medida han ido socavando cada vez màs la idea, concepto y funciòn de la soberanìa de los Estados pero, tambièn resulta cierto a la fecha de redacciòn de este obligado comentario, que para el momento polìtico en comento treinta y cuatro aǹos atràs, cuando la tercera pomposa visita de Fidel Castro a Venezuela, esta vez como especial invitado de Estado por el recièn electo Carlos Andrès Pèrez, para aquel observador simple ciudadano venezolano de a pie, aùn persistìa como atributo indispensabe para la salud de la Repùbica, como categorìa central de la idea dominante de la època, la vieja nociòn de soberanìa entendida èsta como el supremo poder de mando en una sociedad polìtica, exclusivo y no derivado; aquel del sujeto que tiene el poder no solo para decidir sino para conocer y para poder diferenciar, distinguir y separar neto el amigo del enemigo y en caso necesario, para confrontar y derrotar a un eventual atacante contra la Repùblica, el Estado y su sistema de gobierno, es decir, un identificado enemigo.

Para el ciudadano de a pie que asume hoy el riesgo de recordarlo, jamàs quedò ni quedara muy claro aquel acontecer de una pùblica y expresa voluntad y decisiòn polìtica; menos suficientemente explicado y entendido, còmo un reconcido enemigo que pensò, planificò, declarò, organizò, encuadrò, armò y financiò desde Cuba las huestes armadas integradas por venezolanos y extranjeros a lo largo de un lapso de mas de catorce mil dìas de acciones de màxima violencia que aniquilaron cientos de miles de vidas venezolanas, destruyeron propiedades pùblicas y privadas y comprometieron severamente el futuro de generaciones futuras de Venezuela, como queda suficientemente probado en los hechos, a treinta aǹos de aquel anuncio de su plan de hostigamiento para lograr de Venezuela el suministro gratis de trescientos mil barriles diarios de petròleo y de las finanzas necesarias a la expansiòn de su revoluciòn, sea el especial invitado y asì recibido con honores de Estado por quien siendo electo Presidente, era tambièn perfecto conocedor de los antecedentes criminales puesto que se habìa desempeǹado en aquellos momentos del tal pronunciamiento de Fidel Castro, como Ministro de Policìa.

Menos aùn se ha entendido ni entenderà jamàs, el silencio còmplice de una sempiterna claque polìtica que operando en polìtica de Estado, dècada tras dècada, siga haciendo y dejando hacer lo mismo, pretendiendo obtener, mantener y garantizar en materia de soberanìa para la Repùblica, resultados diferentes para Venezuela y los venezolanos: “… El que está condenado a repetir el pasado no es quien no lo recuerda, sino quien no lo comprende…” (Daniele Giglioli)

Desmaterializaciòn de la polìtica en Venezuela

A la concluyente afirmaciòn de un acadèmico: “… la democracia en Venezuela se apagò en 1999…

Rafael Rivero Muǹoz

Caracas, 14/08/2023

“… La muerte de la democracia no es probable que sea un asesinato en una emboscada. Será una extinción lenta mediante apatía, indiferencia y desnutrición…”

Robert Maynard Hutchins (1899-1977)

En ciento dieciseis minutos una destacada exposiciòn del catedràtico Asdrùbal Aguiar Aranguren, sobre el còmo expresos, dirigidos y eficientes desempeǹos polìticos intra y extrafronteras, estatales y no estalales, se impusieron por sobre una, por lo visto, polìticamente inerte Venezuela hasta aplastarla, y para mantenerla hoy, fèrreamente anclada a intereses de todo gènero incluidos los delictivos, expresamente contrarios a cualesquiera fueren expresiones materiales de una autònoma comunidad humana asentada en un territorio soberano, Venezuela, operante en el concierto de ciento noventa y seis Estados-naciòn del mundo: Y còmo llegamos allì?

En este importante foro en comento, de suyo trascendente para cualquier inexperto venezolano de a pie que haya pretendido y que pretenda aùn entender y mas que ello, explicarse para explicar, las seis dècadas polìticas que preceden a lo que queda en el presente de una Venezuela.

Un conversatorio de ciento dieciseis ininterrumpidos minutos por el canal colombiano Movimiento Civico, entre el promotor Carlos Alonso Lucio Lopez y el citado y reconocido estudioso experto en polìtica y catedràtico venezolano https://youtu.be/n18_UApTGhY

Y nos topamos allì, con las acadèmicas realidades derivadas de la polìtica a la venezolana que por aǹos, en mùltiples apuntes y notas publicadas, empìricamente hemos venido comentando como los fundamentos pràcticos que abrieron una brecha para la destrucciòn de Venezuela como paìs otrora soberano, y ya hasta con peligro para la vigencia del mismo vocablo venezolano como gentilicio de sus naturales; todo en un juego de intereses polìticos y no polìticos en el lapso de estas seis precedentes dècadas a revisar.

Intentando comenzar por el principio de este fin, tomemos para ese arranque la indiscutible aseveraciòn con la que el reconocido experto venezolano cierra este intercambio de opiniones; el acadèmico concluye tajante cerrando su docta intervenciòn con las dos indiscutibles determinantes con las que titulamos esta nota: A) desmaterializada y B) la democracia en Venezuela se apagò en 1999.

No se pretende en esta obligada pero empìrica apreciaciòn de un ciudadano de a pie, modificar y mucho menos refutar en lo absoluto, ninguno de los argumentos y pareceres adelantados por ambos expertos contertulios, tanto sea sobre los comentados y eslabonados eventos de la polìtica a la venezolana que tanto llevaron por ese camino de la dematerializaciòn a este definitivo aplastamiento de Venezuela por Cuba, como a los eventuales referentes de aplicar o no, a la actual situaciòn en curso en Colombia.

Solo se pretende dar continuidad argumental desde este vigente empirismo propio al no experto, aunque si observador y anotador de algunos eventos que escuchò, viò y viviò sobre el terreno para intentar sustentar, sobre esos datos tècnicos ahora difundidos por el experto, lo que por dècadas y a partir de los ochenta del siglo pasado, se ha venido sosteniendo en mùltiples notas sobre los precedentes y determinantes de esta tragedia polìtica venezolana.

No tanto y en funciòn de una bùsqueda e identidad de culpables si no fuere de responsables, para lo cual no se està calificado, pero si para abordar el arriesgado ejercicio de intentar entender primero y luego hacer entender, còmo llegamos a esto; y eventualmente si fuere el caso, que unas nuevas emergentes generaciones de polìticos no pretendan seguir por ese mismo sempiterno curso pautado que, haciendo siempre lo mismo, eventualmente y de alguna màgica forma intenten construir resultados distintos a los conocidos y en cualesquiera fueren las pretensiones por recuperar la vida polìtica en Venezuela; eso, si es que acaso en este posmodernismo de las tres P -populismo, polarizaciòn y posverdad- en el dominante curso de la actual polìtica, se brindare alguna vez una ventana para pretenderlo.

Comencemos entonces por el principio para este comentario y primer punto a tocar, resulta indispensable recordar aquel tiempo polìtico; el momento en que en polìtica una pretensiòn de democracia hace irrupciòn en una Venezuela eminentemente rural y cuando sobre la totalidad de su territorio, a tenor, ya se habìa consolidado la soberanìa de una Repùblica a partir de la victoria en ùltima batalla contra caudillos locales, marcando el final definitivo para los hombres a caballo y sus ejèrcitos privados regionales y sobre ello, desde un gobierno centralizado se habìa organizado la Hacienda Pùblica comenzando por pagar toda la deuda externa, se habìa fundado un ejèrcito profesional y unido por carreteras pavimentadas, el territorio de esa emergente Repùblica.

Saltemos por economìa de espacio en el comentario, desde los acuerdos de Nueva York de diciembre de 1957, refrendados luego en 1958 en el llamado Pacto de Punto Fijo, a un listado de doce de las indiscutibles trascendentes decisiones polìticas que, en programada o no secuencia, fueron preparadas, tomadas e implementadas a partir de la huida del paìs del presidente en funciones Marcos Evangelista Marcos Pèrez Jimènez, pero que, sin de crucial importancia a considerar y que por lo visto, se han silenciado y siguen silenciando como hemos podido entender en estas consideraciones acadèmicas en comento.

  1. Derivado de los acuerdos de Nueva York y del firmado Pacto de Punto Fijo, quedarìa instaurada en el paìs la democracia segùn los partidos firmantes; una particular democracia a la venezolana y a la cual definirìa Arturo Uslar Pietri, como democracia sin oposiciòn y que se caracterizò su particularidad en la definiciòn de Juan Carlos Rey como un “Sistema Populista de Conciliaciòn de Èlites”; veamos esa particularidad en trascendentes iniciales decisiones polìticas preparadas y tomadas para su articulaciòn y funcionamiento, hasta la fecha en que, ahora segùn el experto catedràtico Asdrùbal Aguiar Aranguren, ubica ese inicio de lo que el denomina la desmaterializaciòn: 1989
  2. Ejecutivamente se elimina por decreto tanto la Seguridad Nacional, servicio de policìa civil responsable por ejecutorias en materia de seguridad de Estado, investigaciòn criminal y seguridad pùblica, como el cuerpo de policia civil uniformada encargada de la ejecuciòn material de las medidas y operaciones civiles de policìa.
  3. Una organizada poblada asalta sin resistencia el viejo edificio de la Creole ubicado en la Plaza Morelos de Caracas, donde funcionaba el cuartel central de la Seguridad Nacional; se despliegan e intervienen unidades del ejèrcito nacional conteniendo la poblada, la sacan de las instalaciones y de seguida todos y cada uno de los archivos de ese servicio de policìa, el Archivo Criminal, son decomisados, desplazados de su ubicaciòn y cargados en mùltiples camiones del ejèrcito para trasladarlos, primero a instalaciones militares, luego a las instalaciones fìsicas del partido AD y con posterioridad, segùn luego se conocerà, serìan destruidos.
  4. Todas las unidades de policìa civil uniformada son desarmadas y replegadas a sus cuarteles, reuniformadas como soldados y, bajo mando de oficiales militares subalternos, son desplegadas para la custodia de instalaciones oficiales y atender las situaciones de orden pùblico en Caracas.
  5. Se intenta crear por decreto la Criminològica para ràpidamente sustituir a la Seguridad Nacional, el designado director Evelio Cubillàn, no se juramenta al negarse a ejecutar las tareas asignadas de una calificada como policìa polìtica.
  6. Se decide dividir en dos el Còdigo Penal vigente en delitos comunes y delitos polìticos; para la atenciòn de la primera secciòn se decreta la fundaciòn del Cuerpo Tècnico de Policìa Judicial (en adelante PTJ) designando como director al abogado Rodrolfo Plaza Màrquez; para la segunda se funda por decreto la Direcciòn General de Policìa (en adelante DIGEPOL) designando como director al militante de AD Erasto Fernàndez.
  7. Por disposiciòn ejecutiva y adscrita a la DIGEPOL pero con rendiciòn de cuenta directa al vice Ministro de Relaciones Interiores, se crea la Divisiòn de Contrainteligencia y se designa como jefe al cubano Orlando Sacramento de Jesùs Garcìa Vàzquez.
  8. Se inicia un ràpido proceso de entrada al paìs, nacionalizaciòn express e incorporaciòn directa a la Divisiòn de Contrainteligencia, de un significativo grupo de supuestos expertos en Seguridad de Estado entrenados por la CIA y los Green Beret norteamericanos, un expresamente seleccionado lote de naturales de Cuba, entre los que son de mencionar: Miguel Garcìa Montalvo alias “Mike Cabot”, Ricardo Morales Navarrete alias “Mono Morales”, Luis Clemente Faustino Posada Carriles alias “Bamby”, Lazaro Rogelio Ugarte y de Breselau alias “Triple Cedulado”.
  9. De forma no hecha pùblica, es designado por el Ejecutivo para el control de los desempeǹos de Tribunales y de Fiscalìa, el abogado venezolano David Morales Bello y allì se inciarìan las actividades de lo que luego se conocerìa como “La Tribu de David”.
  10. El natural de Cuba Luis del Pino Tous, redacta el texto de lo que luego se conocerìa como Decreto 599 y propone al Ejecutivo por òrgano del Ministerio de Relaciones Interiores la creaciòn del servicio privado de vigilancia, protecciòn y transporte de valores, firmado ese primer decreto, con una franquicia de la empesa de origen cubano Servicio Panamericano de Protecciòn, funda ese servicio privado en Caracas el 15/10/1958; luego por razones de orden tècnico en los procedimientos administrativos, el mismo autor debe redactar una modificaciòn del decreto original y el Ejecutivo sustituirà el 599 poniendo en vigencia el Decreto 699.
  11. Una vez ganadas las elecciones por Rafael Antonio Caldera Rodrìguez, es designado para atender los asunto de seguridad el abogado Remberto Uzcàtegui Bruzual a quien el Ministro de Interiores en funciones Reinaldo Leandro Mora, hace entrega tanto de las instalaciones del complejo de oficinas La Palomera edificado en la azotea del viejo edificio de la esquina de Carmelitas en Caracas, donde funcionaba el Ministerio, como de fondos de la Partda Secreta y a partir de ese momento, se inician los contactos polìticos con guerrilleros y operadores polìticos de los alzados en armas para dar comienzo a lo que luego serìa el mascaron de proa de ese perìodo, la pasificaciòn; entre los primeros llamados a La Palomera, estuvo el cubano Orlando Garcìa Vàzquez con quien se negocia acuerdo en los siguientes tèrminos: 1. A cambio de que ninguno de los intereses de Venezuela y sus representantes en cualquiera fuere el escenario, dentro o fuera del territorio de Venezuela, no sea objeto de ningùn ataque armado o acto de terrorismo; 2. El gobierno le garantiza a Orlando Garcìa Vàzquez y a todo el equipo bajo su mando y conducciòn, mantener el flujo de fondos econòmicos que les permitan continuar sin alteraciòn las tareas de seguridad que venìan desempeǹando, incluido, se les mantedrìan credenciales oficiales, vehìculos, armamento, instalaciones fìsicas de oficinas y bases de operaciòn, mas los enlaces con los servicios de seguridad
  12. Por expresa decisiòn presidencial, los abogados David Morales Bello jefe de la Tribu de David y Juan Martìn Echeverrìa Prices Ministro de Justicia en funciones, son destacados en misiòn especial de la Presidencia de la Repùblica, para realizar todas las gestiones y acuerdos necesarios en todos y cada uno de los paìses en la ruta del vuelo CA-455 de Cubana de Aviaciòn, hasta traer a la jurisdicciòn Penal de Venezuela todas y cada una de las diligencias, actuaciones y decisiones, para la investigaciòn criminal y juzgamiento de ese caso de terrorismo, con la instalaciòn y secuencia de detonaciones de dos artefactos explosivos activados durante el final vuelo regular de la aeronave de pasajeros.

Obligado es para entender còmo la particular democracia a la venezolana, por razones polìticas o no, se iniciò desmontando la Repùblica y por una u otra fuere la razòn comenzò la desmaterializaciòn de la polìtica, para lo cual desde esta muy limitada òptica de seguridad, deberemos citar un personaje central de toda esta praxis de 14.600 continuados dìas de polìtica por otros medios dirigida desde La Habana, a la luz de cualquiera que desde la Academia o cualquiera otra fuere la posiciòn, se atreviera a verlas en sus pùblicas evidentes manifestaciones materiales, registrarlas y comentadas:

De trascendente importancia son algunos detalles sobre el citado cubano Orlando Sacramento de Jesùs Garcìa Vàzquez.

Nacido en La Habana 1927 a los doce años inicia hasta culminar bachillerato en USA donde se enlistó y peleò en la WWII, regresa a Cuba 1946 donde gana fama de inmediato con el reguero de sangre en combates a tiros en La Habana; en 1948 se incorporó a la Legión del Caribe y es enviado a Costa Rica en apoyò a Pepe Figueres, luego sigue tareas en la organización revolucionaria Unión Insurreccional Revolucionaria (URI), donde conociò y trabajò codo a codo con Fidel Castro Ruz.

En 1949 ya està registrado en el Archivo Criminal de la Policìa de Cuba como ganster de la URI, luego de la Triple A de Aureliano Sànchez Arango; en julio de 1953 un posible “Falso Positivo” con un presunto atentado ordenado por Rafael Leonidas Trujillo contra Ròmulo Betancourt exilado y residente en Costa Rica, a requerimiento de Carlos Andrès Pèrez y en compaǹìa de Raul Hernàndez Rodrìguez alias “El Patato” y luego de afirmar haber identificado los sicarios y asì, embaucan a dos paisanos antiguos compaǹeros en actividades terroristas, Manuel Orive Fernàndez y Jesùs Gonzàlez Rodrìguez alias “Panaderito”, los llevan bajo engaǹo a la ruta a la hacienda de Pepe Figueres hasta el borde de un volcan y mientras “Panaderito” los distrae Garcìa Vàzquez les dispara por la espalda a la cabeza, los desnudan y los lanzan al fondo; en 1954 es acusado del asesinato de ex-ministro Alejo Cossio del Pino y Biazo Prendes; participa en el atentado contra el presidente de Cuba.

Dentro de ese juego polìtico-criminal en El Caribe sería uno de los más activos operadores de Fidel Castro Ruz en los acuerdos y desacuerdos secretos con Rafael Leónidas Trujillo; de regreso a Costa Rica es designado por Pepe Figueres capitàn de la Guardia Presidencial y en 1957, otro “Falso Positivo” con la captura de Herminio Díaz, Jesús González Cartas y un piloto apodado “El Francés”, repite la dosis bajo los cargos de ingresar al país para matar a Pepe Figueres por órdenes de Trujillo.

De un documento desclasificado de cuatro pàginas emitido por SAC Miami (105-1729) recibido por director del FBI (109-12-228), con el apunte: “CIA has not objection to declassification and/or release of CIA information in this document Dec 5 1969”, cinco extractos:

  • “… Miembro de la policìa secreta de Cuba (1948-52), luego opositor a Fulgecio Batista regimen en Cuba y de Trujillo en Repùblica Dominicana. Sirviò con Fidel Castro como attache de la Embajada de Cuba en Costa Rica hasta marzo 1960…
  • … Se trasladò a Venezuela obteniendo esa nacionalidad en 1962 sirviendo en el Ministerio de Relaciones Exteriores y trabajando para DIGEPOL. Se reportò informaciòn como guardia personal del presidente Betancourt y de Raul Leoni de Venezuela, tanto como para Josè Figueres de Costa Rica…
  • … 1960 informacion lo seǹala como agente de Castro en Miami…
  • … Emplazado en alto cargo en el gobierno de Venezuela y seǹalado como anti-comunista…
  • … El servicio mantiene contacto con Lelie Lloyd Andrews hijastra de Garcìa quien està en proceso de formaciòn de fuente de informaciòn de Venezuela y podrà brindar informaciòn sobre los ulteriores viajes de Garcia a Miami…”

De las doce decisiones polìticas reseǹadas y de las conocidas actividades criminales del cubano Orlando Sacramento de Jesùs Garcìa Vàzquez, solo es posible una sustentable hipòtesis sobre todo el proceso bèlico contra Venezuela en ese continuado lapso de 14.600 dìas: Fidel Castro desde la comodidad de su Despacho en La Habana Cuba y en la ejecuciòn de su anunciada empresa bèlica para la expansiòn de su revoluciòn al resto de Amèrica Latina (Caracas, 26/01/1959), desarrollò

y usò capacidad polìtica suficiente para manejar directamente todo el proceso de operaciones bèlicas contra Venezuela, incluidos los desembarcos de fuerzas militares expedicionarias y los alzamientos militares de Barcelona y de Puerto Cabello, mientras a la vez y en forma concomitante, indirectamente por la vìa de Orlando Garcìa Vàzquez tuvo y uso capacidad y oportunidad para intervenir, influir y hasta dirigir los esfuerzos de los mandos superiores de las unidades de respuesta venezolanas en y para la preparaciòn, toma y ejecuciòn de las medidas de seguridad militares y policiales destinadas a la contenciòn, ataque y represiòn en y de las operaciones bèlicas que ordenaba.

El tratamiento del tema en esta extensa nota, ha sido y es desde la praxis y no tanto como oposiciòn a cualquiera sea el tratamiento teòrico, sino como complementaciòn y a la luz de la experiencia acumulada en la atenciòn a las mùltiples ejecutorias de la polìtica por otros medios de Fidel Castro y las actividades de respuesta sobre el terreno desde mando en lìnea de una organizaciòn de policìa civil no uniformada, que tanto confrontò a tiros en ciudades, carreteras de provincia y selvas venezolanas a los grupos dirigidos desde La Habana, hizo levantamientos de decenas de cadàveres producto de mùltiples enfrentamientos armados y actos terroristas, entre otras en la “Operaciòn Un Dia Un Policìa”, como en la desactivaciòn de artefactos explosivos, en su mayorìa dinamita con espoleta de hielo derivadas de los entrenamientos tècnicos, la organizaciòn mando y conducciòn de las iniciales unidades terroristas cubano-venezolanas articuladas por la organizaciòn Euskadi Ta Askatasuna (ETA).

Por cierto, entre los primeros expertos llegados a Venezuela para la organizaciòn de la modalidad bèlicas de terrorismo, estaba el vasco Felipe Fermoso Linares quien en una madrugada del pricipio de los sesenta, cuando intentaba colocar una carga de cuatro cartuchos de dinamita en la acera y a la base de la santamarìa de un comercio judìo en San Bernardino, accidentalmente activò la espoleta y volando por los aires, sus noventa kilos cayeron a quince metros de la detonaciòn, torso tripas al aire ya sin brazos ni piernas, media cabeza y cuyo levantamiento tècnico-criminal se llevò varias horas de recolecciòn de restos humanos en la calzada o colgando de àrboles, ventanas, balcones de la zona, y luego en la autòpsia, se recuperarìa la esfera de su reloj pulsera, incrustada profunda en el ventriculo derecho.

Como se podra derivar de la praxis y citando a Enrique Múgica Herzog: “… La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos…”